Francisco Castro, ex alumno y chef instructor “Quiero traspasarles y hacerlos reflexionar sobre el por qué están haciendo eso, cómo lo hacen posible y hacia dónde quieren llegar”

Con solo 26 años, Francisco Castro posee una vasta trayectoria profesional tanto en Chile como en el extranjero.

“Me encanta la cocina, la siento y respiro a diario. Me gusta y quiero seguir aprendiendo de ella”, con esta premisa Francisco Castro, ex alumno Culinary y actual chef instructor nos contó cómo ha transcurrido su vida ligada entre ollas y sartenes. “Cuando estaba en 4to medio no pensaba que me dedicaría profesionalmente a la cocina. Tenía en mente ingenierías y me preparé para ello; sin embargo, me nació la idea y recibí el completo respaldo de mi familia para llevarlo a cabo”.

No obstante, Francisco antes de iniciar sus estudios superiores en cocina, decidió irse a Inglaterra por dos años para poder perfeccionarse en inglés. “Después de tres meses ya había dominado el idioma y decidí meterme a trabajar en cocina para saber cómo era una por dentro. Estuve cuatro meses lavando loza, mientras el chef me enseñaba todo lo relacionado al restaurant y poco a poco fui aprendiendo. Después de un año y medio, por fin llegué al lado del chef. Quería saber si realmente quería estudiar esto. Me ofrecieron la oportunidad y aprendí fácilmente”.

El joven instructor, de solo 26 años de edad comentó que la experiencia para él, “fue algo impensado. En ese momento no me percaté del salto que había dado de estar lavando loza a encontrarme codo a codo con los chefs del restaurant”.

De vuelta a Chile

Al volver al país llegó decidido a estudiar una carrera profesional ligada a la cocina, y para ello, necesitaba una institución de educación superior para hacerlo. “Después de una minuciosa búsqueda, escogí Culinary por las buenas críticas y respaldo que tenía como casa de estudios”.

Su experiencia laboral ha estado ligada directamente a distintos contextos laborales, desde desempeñarse como chef ejecutivo hasta llegar a administrar una organización. “Trabajé en Sheraton durante la época del festival realizando grandes banquetes. Estuve en Fellini, donde tuve la posibilidad de conocer la comida italiana; posterior a eso, me fui a Erdiko que estaba haciendo cocina de autor y que me llamó fuertemente la atención. Pasé por el restaurant La Concepción y en Samsara, donde aprendí sobre la comida thai”.

“Luego emigré a Casa Cuatro Vientos, donde comencé a descubrir una cocina propia, con mi identidad, lo cual me llevó a dirigir La Reserva Ecológica Oasis de la Campana”. Todo lo anterior, lo realizó mientras estaba cursando sus estudios de Administración de Artes Culinarias y Servicios. “Después de las clases me iba a la pega, y viceversa”.

Una vez finalizados sus estudios y ya como profesional, Francisco se fue como Chef Ejecutivo al Mirador Cultural Arrayán, época cuando estaba partiendo el proyecto. “Después de un tiempo trabajando, el administrador del local se retiró, por lo que tuve la oportunidad y postulé para optar por el cargo. Fue una experiencia nueva donde abandoné por un tiempo la cocina para dedicarme a los proveedores, los recursos humanos, los clientes y el posicionamiento del negocio”.

“A veces uno deja de lado la parte teórica cuando es estudiante, pero en Culinary te entregan las herramientas para administrar, y uno no se da cuenta hasta que tienes la oportunidad de ponerlo en práctica”.

Desde la quinta región, emigró a Santiago en busca de nuevas oportunidades que lo hicieron llegar a un nuevo proyecto que estaba comenzando, el lugar elegido era en Restaurante Casa Esmeralda. “Tenía mi idea de hacer cosas nuevas y que se tradujera en cocina contemporánea con un menú de degustación y de alta calidad. El dueño me apoyó en todo y trabajamos codo a codo. Fue sin duda una experiencia muy entretenida y que logró una muy buena acogida y nos ganamos muy buena críticas de la prensa especializada”.

Sin embargo, Francisco, volvería a Europa. “Estaban abriendo un local de cocina italiana con productos británicos y estuve para la apertura del local; impresionante. Posterior a ello, viajé a Londres donde me invitaron a conocer, al The Clove Club, restaurant que tiene una estrella Michelin y fue elegido como número 26 del mundo, donde fui parte de un espectacular equipo de cocina de vanguardia y un servicio de alta calidad. Conocí productos de primera, sin duda, es el sueño de todo chef llegar a una cocina de tal envergadura”.

De estudiante a chef instructor

Francisco, durante este año se unió al equipo de chef instructores de la Sede de Viña del Mar, a cargo de las cátedras de cocina. Al ser consultado sobre sus sensaciones al respecto, el joven cocinero nos comentó que, “alguna vez lo imagine, pero era un sueño. Quiero entregarles todas las herramientas para que ellos crezcan como profesionales, y lo he tomado con la responsabilidad que se debe. Quiero traspasarles y hacerlos reflexionar sobre el por qué están haciendo aquello, cómo se hace y hacia dónde quieren llegar”.